domingo, 19 de agosto de 2007

RATATOUILLE

La sola representación de lo que significa concentrarse en los matices para vivir experiencias intensas hace que Ratatouille ya valga la pena.
Sin embargo al acabar de verla quedé inquieto, con una leve sensación de vacío, y no he podido dejar de darle vueltas…Creo que se debe a que, entrados en el segundo acto, el protagonismo se desdobla y el punto de vista parece confundirse, a que, además, dicho acto concluye con una persecución que no queda bien integrada, y a que en el último tercio se reabre una línea narrativa que acaba cerrando en falso.
Fantástica, pero un poco cruda.
Anomia

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como éste es mi tema, me permito un parrafón.

“Ratatouille” es otra vuelta de tuerca más de Pixar. El enésimo perfeccionamiento insistente de la misma fórmula. Por que no podemos negar que, al fin y al cabo, Pixar (al igual que Disney) no deja de hacer una y otra vez la misma historia con protagonistas entrañables y final feliz. Se repite, además, el mismo tipo de humor, que bascula entre el clásico slapstick y la comedia de situación más o menos fácil pero bien resuelta. Siempre se practica el mismo tipo de animación suave, con personajes infantilizados, redonditos… Lo que hace esta factoría no deja de ser películas para niños trabajadas a fondo. Nada más y nada menos.

Con todo esto no quiero decir que “Ratatouille” sea una mala película ¡Para nada! ¿Cómo negar la fantástica pericia de los animadores, la capacidad de dar vida y personalidad a los personajes, el ritmo frenético pero ajustadísimo durante toda la película? Creo que todo esto tiene un mérito innegable (a pesar de que coincido con Anomía en que tiene lagunas en el guión, sobretodo comparada con la anterior película del mismo director). Simplemente quiero hacer notar que se trata de un tipo de animación muy concreta, y que, por su gran popularidad e impecable factura, tiene el poder de hacer que la gente piense que es la única animación posible y la mejor ¡Craso error!

Tengo la impresión, por lo que he comentado de esta película con algunas personas cuya opinión me parece valiosa, de que hay una tendencia a embelesarse con el mecanismo. “¡Es increíble cuando hace ese gesto como de asentir!” o “¡Es tan real cuando corren todas juntas!”. Para mi, ésa es la función más baja que tiene la animación: simple imitación de la realidad. Con todo su mérito artesanal, pero tan solo eso.

Voy a recordar un detalle de la película que me servirá para plantear lo que quiero decir: cuando el protagonista y su hermano catan unos trozos de queso y luego los combinan con frutas, el fondo se vuelve negro y aparecen unas formas coloreadas en movimiento que vendrían a ser una abstracción del sabor. Es sólo un ejemplo, pero ya es una grieta de la película hacia otro tipo de animación posible. Por supuesto, se trata de un experimento que ya llevaron a la práctica de forma mucho más radical pioneros como Norman McLaren, entre otros. Pero algo es algo.

Pensar que ésta película es lo mejor que puede dar la animación es como pensar que el mejor cine es el de la industria de Hollywood. Puede estar muy bien, pero nos perdemos lo diferente, lo arriesgado, lo mejor… El arte de la animación es un vastísimo campo de experimentación donde no hay más límite que nuestra imaginación. La animación, por tanto, es más grande que el cine. Lo que ocurre es que los mejores artistas de la actualidad están repartidos en diferentes medios: televisión, internet, publicidad, también cine… Gracias a la tecnología, hoy tenemos la oportunidad de poder entrar en contacto con el trabajo de muchos de estos artistas, tanto del presente como del pasado.

Animo a hacerlo a todos los cinéfilos para ampliar sus puntos de vista.

Anónimo dijo...

Es cierto que las películas Disney (o Pixar) asumen un número de convenciones suficientes como para que puedan ser catalogadas de películas de género, de hecho se escucha muy a menudo la expresión "película Disney".
Pero, como dentro de cualquier género, en él pueden encontrarse desde los más sonados bodrios hasta las más rotundas obras de arte.

Por otro lado, si bien la animación es una herramienta, el cine, entendido como sinónimo de películas que cuentan una historia que generalmente dura entre 90 y 180 minutos (no entendido como imágenes en movimiento) es una base normativa de comunicación, de la misma manera que lo son los géneros.

Las herramientas pueden estar al servicio de muchas bases normativas, pero al mismo tiempo suelen no ser imprescindibles (aunque a veces sí: la pintura necesita pintura y con una cámara de fotos (que sólo sea cámara) difícilmente podrás hacer otra cosa que fotos.

El cine y la animación serían un ejemplo de dos círculos (herramienta y norma) que interseccionan. Lo que no sabría decir es que círculo es más grande.