Sobre esa conceptualización llamada "los 80" el arte pudo y puede teñir de purpurina toda la gama de emociones humanas desde la euforia hasta la melancolía.
We own the night asume esa mirada vidriosa y exagerada para abordar a través de su protagonista el enrarecido conflicto de un mundo que camina entre la frivolidad más desenfrenada y el drama más seco.
We own the night asume esa mirada vidriosa y exagerada para abordar a través de su protagonista el enrarecido conflicto de un mundo que camina entre la frivolidad más desenfrenada y el drama más seco.
Anomia
2 comentarios:
Inquietante, poderosa y bella persecución bajo la lluvia.
Sólo el final, algo forzado, estropea la historia.
El final es el adecuado. Los colores pálidos y el orden como única salida. La implantación de los noventa, vamos.
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