domingo, 18 de marzo de 2007

INLAND EMPIRE

La madre de Laura Palmer se presentó un día en la casa de una estrella de Hollywood y le abrió todas las puertas posibles. No existe un solo mundo, sino varios, le dijo. Y la estrella fue de puerta en puerta, se contempló a si misma desde distintas ventanas, se enfrentó a la ficción fílmica, a la ficción televisiva, a la muerte y al llanto. Su rostro se pixeló bajo una cámara digital y sus lágrimas y su grito penetraron en un espacio donde sólo cabe el dolor. Jamás la angustia tuvo una forma más bella, le dije a mi vecina.
Tom Courtenay

1 comentario:

Steam Monkey dijo...

Muy bien sintetizado.