Y quién empezó su carrera con un brillante alegato moral, la cierra, hasta la fecha, con un discurso nauseabundo de crueldad anómica. Una obra maravillosa que debería ponernos a todos contra las cuerdas; una señal más de que, quizás, sudando gordos sobre un colchón desnudo, nos está empezando a faltar el aire. Hasta Indiana siente que debe sentar la cabeza. Algo debe estar a punto de pasar.
Anomia
4 comentarios:
Vale, discrepamos de nuevo. Creo vamos... Tanto adjetivo delante del nombre me lía...Que te gustó, no? pues a mí no.
Sólo he contado 1 adjetivo delante de un nombre. Me habías asustado.
Anomia
Buf! pues imáginate lo liada que me tiene esa crítica!
Te gustó?
Hay que lee las dos que la suceden (fíjate que están numeradas) No creo que quede nada más claro, pero sí más... completo.
Me encantó
Anomia
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